Salio el sol y con ello las picadas

Aquí os dejamos otra entrada de este fin de semana en nuestro querido embalse de Orellana, un finde bastante bueno después de tantos y tantos litros de agua caídos durante muchos días que han provocado grandes crecidas en  los pantanos, dejando el agua completamente turbia y haciendo difícil la pesca de nuestras amigas, como muchos de vosotros habréis comprobado y visto en estos largos meses.

Buenos pues llegamos al pantano por un camino lleno de barro, en el que nos costó dejar el coche lejos de la orilla y empezar a cargar cacharros. Después de dar unos pocos de viajes, ya que llevamos de mas de trastes, pero creo que todos necesarios, comenzamos a sondear y marcar los puestos. Nos llamó la atención una zona donde entraba el agua con gran fuerza en la orilla de enfrente, con una buena profundidad y en la que colocaríamos un equipo. El segundo equipo decidimos colocarlo cortando la cola en la cual nos encontrábamos, por si las carpas con el calor después de tantos días duros de agua entraban para la freza.

Ya con las lineas en el agua, comenzamos la primera noche sin novedades. Se escuchaba algún que otro salto dentro de nuestros pesquiles, marcando algo de diferencia con las sesiones anteriores, cosa que nos alegró bastante. Entró el día y la actividad fue en aumento a la vez que subían las temperaturas. Con esta situación se arrancó una gran picada en el segundo equipo, "el mio", a la primera caña compuesta por una chufa y un pop-up pequeño Senzor Planet 1016 para quedarle equilibrado, con tan mala suerte que en la lucha se nos fue, quedándonos con el culo al aire pero con buen sabor de boca y sabiendo que las teníamos ahí.

Volvió a caer la noche y con ella poca actividad y frío haciéndonos visitar nuestras bedchairs antes de lo previsto. Ya dormidos, a las 5:30 más o menos de la noche, una de las cañas del primer equipo, "mi novia", colocado en la entrada de agua, concretamente la del medio y compuesta por un boilie de la marca de Senzor Planet 1016 rematado con un maíz flotante de la edición limitada de esta marca y este sabor, comenzó a sonar piiiiiiiiiiiiii. Después de una larga y bonita lucha que nos dan las carpas de este pantano, conseguimos ensamblarla y echarla a la moqueta, la observamos un corto espacio de tiempo, curamos la pequeña herida que le había causado el anzuelo y la guardamos en el saco para la mañana siguiente echar su correspondiente foto. 




Sin ninguna novedad más finalizamos nuestra sesión en el embalse de Orellana. 

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